San Felices de los Gallegos está plagado de leyendas y celebraciones, de entre las cuales destaca la fiesta del Noveno, de carácter histórico y declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, o la festividad religiosa del Corpus Christi o la de la Santa Cruz. Toda la población se vuelca en estos eventos festivos que dotan de identidad propia a la población, y que el visitante de debe dejar de conocer por mil razones: su excepcionalidad, su belleza, su arraigo histórico, etc.

El Noveno.
Cada segundo fin de semana del mes de mayo San Felices se viste de fiesta. Se celebra la fiesta de El Noveno en la que se representa el júbilo de un pueblo que, junto a los de Ahigal de los Aceiteros y Puerto Seguro, pleiteó durante más de 300 años para liberarse, en 1852, del impuesto feudal que la Casa de Alba les imponía de forma férrea: la novena parte de todo lo producido o criado.

Ese día, la plaza de España es un hervidero de gentes llegadas desde cualquier punto de España. El espacio abierto de esta plaza se transforma en un gran coso delimitado por edificios, carros particulares preparados con sus palenques, trillos o banquetas en los que los vecinos se suben para disfrutar de los famosos encierros a caballo y coloridas corridas de toros. La lectura de la ansiada sentencia, los encierros a caballo desde el monte cercano, o el toro del aguardiente en el que la localidad convida a vecinos y visitantes a pastas y aguardientes, son un espectáculo que no se debe perder.

 



Fiesta de El Noveno © Francisco Martín Martín.

 

Por calles alfombradas de tomillo y decoradas con altares provisionales, se celebra una procesión datada a mediados del siglo XV y que aún conserva el rigor y esplendor de tiempos ancestrales. Mientras que los niños que han tomado la Primera Comunión arrojan pétalos de rosas a la Custodia en los altares provisionales, los miembros de las cofradías de Jesús Nazareno y la del Santísimo Sacramento acompañan al Corpus bajo palio haciendo gala de la riqueza de sus insignias, la originalidad y colorido de sus capas, mantones de manila y mantillas, convirtiendo la fiesta religiosa en un verdadero mosaico de colores y espiritualidad.

 

 

El primer fin de semana de mayo, desde la vecina Portugal llegan los peregrinos que se unen a los vecinos de San Felices para celebrar la fiesta en honor al Divino Cordero que organiza la cofradía de Jesús Nazareno.

El recogimiento de la vigilia se rompe con la procesión de la imagen que recorre las antiguas calles de la localidad acompañada de los mayordomos vestidos con las tradicionales capas o las mayordomas ataviadas con los vistosos mantones de manila y mantillas de rocador. Las promesas se suceden durante esta festividad de aires medievales, para finalizar con el convite en el que “El Piñonate” elaborado por las mayordomas se ofrece a los allegados como presente y regalo de un tiempo de celebración compartido.


Celebración del Corpus Christi © Ángel Espinazo Pérez
 
Celebración de La Santa Cruz © Ángel Espinazo Pérez